La decisión la tomó el juez Martín del Viso cuando tuvo la prueba de un audio, que era una charla telefónica entre los policías donde se habla de “mocaso” y “emprolijar” lo ocurrido. En este sentido, ya son 16 los policías detenidos, tres por el homicidio y 13 por intentar modificar la evidencia.
El juez Martín del Viso pidió la detención de dos comisarios de la Policía de la Ciudad que están acusados de encubrimiento del crimen del adolescente Lucas González, ocurrido en Barracas el 17 de noviembre de este año. Los policías detenidos hasta el momento ya son 16, tres por el homicidio y 13 por intentar modificar evidencia.
Los uniformados que fueron detenidos son Daniel Santana, jefe de la Comisaría Comunal 4 a cargo de todas las dependencias de La Boca, Barracas, Nueva Pompeya y Parque Patricios, y Rodolfo Ozan, comisario de la Comisaría Vecinal 4 A.
En principio, la solicitud del magistrado había sido rechazada pero finalmente la decisión fue aceptada al obtener las escuchas suministradas por la Dirección General de Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal. En esas charlas los comisarios hablan de “emprolijar esta cagada” y “justificar” el “mocaso” cometido por los policías de la brigada Gabriel Isassi, Fabián López y José Nieva, acusados de ser autores materiales del asesinato del menor de edad.
El audio es claro, a las 9.59 del miércoles 17 de noviembre Du Santos preguntó: “¿Qué pasó, Rodo? ¿se mandaron un moco?”. “Un re mocaso (sic) boludo. Le dije a Inca que está como subcomisario que vaya y busquen lo que tengan que buscar para justificar esto. Yo ahora lo llamo a Santana. ¿Por qué no lo llamas al ‘perro’ (Juan Romero, también detenido) y le decís que venga para emprolijar esta cagada?”, responde Ozan.
En otro momento de la llamada, Ozan reconoció que Lucas y sus tres amigos no estaban cometiendo delito alguno: “Son cuatro pendejitos jugadores”. “El tiro está de atrás hacia adelante, negro, y le voló el frasco”, describió sobre el disparo que impactó contra la cabeza de González.
Recordemos que, de acuerdo con la pesquisa judicial, los efectivos dispararon y balearon a Lucas, para luego detener a sus amigos tras querer simular que se trataba de delincuentes a los que interceptaron cuando querían robar un kiosco. Lucas murió a causa de un impacto de proyectil de arma de fuego en el cráneo que le provocó una «hemorragia meningoencefálica» y, además, presentaba un surco en el pómulo derecho de una segunda bala, según reveló la autopsia. El fallecimiento del joven fue el jueves 18 en el hospital El Cruce, de Florencio Varela, adonde fue trasladado en grave estado procedente del Hospital Penna.
